La paz tiene un precio en los muelles. Los sindicatos de los trabajadores de la estiba están celebrando asambleas con sus afiliados como paso previo a la del conjunto de los trabajadores, que permitirá dar por terminada la negociación del convenio colectivo y la apertura de la bolsa de trabajo para cubrir las próximas vacaciones de verano.
Después de varias semanas en las que se ha negociado a contra reloj con las empresas sometidas a la amenaza del bloqueo de la actividad a partir del mes que viene, finalmente los trabajadores han conseguido que se cumplieran sus aspiraciones, pese a reincidir en algunos aspectos que Europa considera en contra de las normas comunitarias y que se traducen en obstáculos para el libre acceso a la profesión, alcanzado aún hoy por tradición familiar.
Fuentes conocedoras del proceso señalan que, después de veinte años con el anterior convenio colectivo (que data de 1995), las empresas están cediendo en algunos aspectos de la negociación. Uno de los más controbvertidos ha sido el reconocimiento de distintas actividades complementarias como propias de la estiba para blindar para los estibadores funciones que podría realizar personal ajeno a las labores portuarias.
Y es que, en pasadas negociaciones se les han atribuido, por ejemplo, la carga y descarga de automóviles, una de las piezas claves por ser Valencia el puerto de salida de los productos de la factoría Ford de Almussafes. Aunque hace unos años se optó por que fueran los estibadores los que realizaban esa actividad para cubrir una merma de carga de trabajo, lo cierto es que antes se recurría a taxistas de Valencia para realizar la labor por un coste mucho más bajo que el que supone en la actualidad.
Por su parte, las medidas que esperan lograr las empresas están relacionadas con incrementar la productividad de los trabajadores y el ahorro de costes operativos. En este sentido se espera implementar acciones dirigidas a una mayor eficiencia en la gestión de los recursos y a rentabilizar al máximo las jornadas laborales. Desde el entorno empresarial se apunta que, «en un momento como el actual, lograr una oferta competitiva y paz social es básico para mantener la fidelidad de las empresas dada la situación convulsa que están viviendo otros puertos». El objetivo en estas últimas jornadas es aparcar, en lo posible, las diferencias entre trabajadores y empresas para asegurar un convenio que sea bueno para el puerto de Valencia, que garantice la contención de los costes y asegure un servicio competitivo y estable para las empresas navieras y las terminales.
Como se contó en su día, ambas partes decidieron negociar en paralelo el convenio y la apertura de la bolsa de eventuales. Esta última cuestión tiene visos de concretarse también en los próximos días, gracias a fórmulas que permitan incrementar la bolsa de trabajo y, por lo tanto, atender durante el periodo estival los servicios que requieren las navieras.
La intención es que se produzca dentro del cumplimiento de la legalidad, a pesar de que la actual Ley de Puertos debe ser cambiada por orden de la justicia europea. Y es que, en los últimos años ha habido varios intentos de acuerdo entre la empresa y los sindicatos pero el último se vio paralizado al publicarse la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de diciembre de 2014 que exige el fin del modelo general de estiba en España.
La sentencia apoyaba a la Comisión Europea y solicita dos medidas que debe aplicar el nuevo Gobierno español cuando se constituya. La primera, que se permita a las propias empresas que «gestionen las oficinas de empleo que han de suministrarles mano de obra y organicen la formación de esos trabajadores» y no que tengan que hacerlo conjuntamente. La segunda, que se cree «una reserva de trabajadores gestionada por empresas privadas que funcionen como agencias de empleo temporal y que pongan trabajadores a disposición de las empresas estibadoras», a lo que los sindicatos se oponen por democratizar el acceso.