La incógnita sobre el dirigente que sustituiría a Rafael Aznar ya ha sido despejada y con ello, se dibuja una nueva ecuación. Aurelio Martínez no sólo heredará el quinto puerto más importante de Europa, sino que deberá afrontar varios retos.
Por un lado, deberá mantener el buen ritmo que el Puerto de Valencia comenzó a tener a mediados del año pasado, cuando remontó la caída del tráfico de contenedores. Se acaban de conocer los resultados del primer semestre, que arrojaron cifras de récord para el ente. Por otro, el nuevo presidente tendrá que gestionar las posibles huelgas por el conflicto de los estibadores, la reducción de costes y la llegada de buques cada vez más grandes.
El régimen monopolístico de la estiba tiene una especial incidencia en el puerto valenciano, que corre el riesgo de perder su liderazgo en el Mediterráneo por los altos costes de sus estibadores en comparación con su competencia en Italia, Portugal y el norte de África.
Queda además por resolverse el litigio entre Noatum y MSC. La firma explotadora de la principal terminal mantiene una disputa con los gestores del recinto por las obras de ampliación que la APV tiene previsto realizar en otra de las terminales, la explotada por MSC.